sábado, 27 de junio de 2015

Y si sucediera que.... (Un pequeño relato imaginario acerca de la economía doméstica del cuidado que comienza a des-domesticarse) por Lali Coletti



Esto de que las mujeres estemos a cargo de las tareas del hogar, encargadas de las actividades vinculadas a la reproducción social y el cuidado de la vida (como ser la crianza de niños-as,la limpieza y la alimentación) y que las actividades relativas a la producción de bienes, a la administración de la riqueza , la defensa y el ataque esté mayoritariamente asignada a los hombres, en principio hay que mencionar que responde a la división sexual del trabajo que caracteriza mayoritariamente a nuestras sociedades hoy, es decir, es una construcción histórica y social 1 y se lo conoce en el ámbito académico como Sistema sexo-género 2
Mucho se ha investigado y puede decirse a partir de esta idea base, como ser la imposición, a partir de esta división sexual del trabajo, de la división de los espacios entre lo público (el ámbito de la producción y trabajo valorado ) y lo privado-doméstico ( denominado ámbito de la reproducción3 y trabajo no remunerado) . Es a partir de esta separación de tareas, que surgen determinados roles que “deben cumplir” tanto las mujeres como los hombres, que se transmiten desde la cultura como naturales, y que no lo son en absoluto.... roles sociales en función del sexo que por otra parte reproducen y naturalizan una profunda desigualdad social. Pero este no es el tema puntual de mi escrito -lo atraviesa - sino que sólo les propongo un relato imaginario.

Imaginemos de repente que este trabajo no remunerado, denominado también economía doméstica del cuidado 4 comienza a ser reconocido y valorado. Pasa a ser un tema de agenda pública, es decir, nace un interés por parte del Estado en mejorar progresivamente la obtención del capital humano, necesario para el sostenimiento y expansión del ámbito público.

Inuscitadamente, las actividades anteriormente relegadas a “lo privado” cobra para los gobiernos, los medios de comunicación, las empresas y para la sociedad en general un valor imprescindible: se declara al ámbito de la reproducción social Esencial para el sostenimiento, desarrollo y expansión del ámbito de la producción....y comienzan nada más ni nada menos a reconfigurarse y repensarse los espacios público/privados.

Con este fin, nace toooda una campaña y planificación de políticas públicas por parte del gobierno con intervención, experiencia y ayuda fundamental de la comunidad,por ejemplo aquellos centros que ha venido trabajando cuestiones de género y de la economía del cuidado. Se crearía una gran cadena de capacitación y fortalecimiento de lazos y articulaciones entre la comunidad, entre las familias que tienen necesidades diversas y dificultades en cuanto a temas del cuidado y las instituciones, ya sean civiles o estatales, que buscan resolverlas. Se imaginan?

Al mismo tiempo, hecho no menor, traería aparejada una transformación cultural de los Roles de Género. Comenzaría a evaporarse y dejar de tener sentido “funcional” aquella separación de tareas según el sexo.El cuidado sería algo que nos compete a todos-as. Dejarían de sonar canciones para niñas de tener que saber cocinar, tejer y bordar, y se vería reflejado incluso en las jugueterías!!! ya no habrían juguetes para nenas todo-rosa, muñecas, barbies, sets de limpieza y cocina en una góndola y en otra, dedicado a los niños, todo azulino, autos, aviones para armar, juegos de construcción, aventura, superéroes de capas y espadas y pelotas de fútbol. Dejar jugar a niños con muñecas sería no sólo aceptable, sino deseable! Acontece una nueva masculinidad. Comienzan nuevos registros, tratos y valoraciones que sin dudarepercutirán en el ámbito público y las relaciones de producción.La sensibilidad y el cuidado por parte de los padres o los hombres que vivan en la casa, sería un eslabón fundamental para sostener firme y pujante el objetivo de enriquecer el capital humano de nuestra sociedad.

Una cosa llevaría a la otra y comenzarían a desplegarse condiciones de igualdad y justicia social hacia las mujeres, con la recuperación de cierta soberanía y decisión sobre nuestros propios tiempos, incluso sobre nuestros propios cuerpos. Cambiaría nuestra realidad corporal, escindiéndose del mero campo de las actividades reproductivas, o en términos marxistas, liberándonos de ser un instrumento de reproducción de la fuerza de trabajo y podríamos ampliar nuestras expectativas laborales, de investigación, filosofía, ciencia, arte..tantas cosas!! El repliegue al mundo privado y las tareas del cuidado, resultaría que no es un destino de las mujeres, sólo una opción más entre otros tantos trabajos.
Todo-as estaríamos implicados-as, interesados-as en planificar, articular, trabajar en sociedad para la construcción de un mundo más amable.

Y por si fuera poco... se reactivaría la economía!!!! ya que al darse el reconocimiento y la valoración de la función social y vital del cuidado, se lo empezaría a r-e-m-u-n-e-r-a-r. Existe un gran debate de si esto cambiaría en algo las cosas,en qué y para qué. Pero en mi cuento, rescato que comienzarían a circular flujos monetarios concretándose lo que algunos economistas llaman una redistribución equitativa de los recursos. Esto inmediatamente aumentaría el Consumo -al tener más capacidad adquisitiva quienes ahora tendrían el reconocimiento y cobrarían por el cuidado, sean hombres o mujeres - como así también sucedería un aumento en la Inversión, tanto por parte del Estado como por empresas privadas, interesados ahoraen la infraestructura, cursos de capacitación, multiplicación y fortalecimiento de instituciones de la infancia y la adolescencia y su vinculación con las familias necesiten. Y Ustedes ¿qué piensan? ¿Qué más se les ocurre que podría suceder? Sigamos imaginando...sigamos desnaturalizando. Algún día, quién te dice!!! <3
1 Silvia Federici en su libro“Calibán y la bruja” menciona por ejemplo como “en la sociedad medieval,las relaciones colectivas prevalecían sobre las familiares, y la mayoría de las actividades realizadas por las siervas (lavar,hilar,cosechar,cuidar animales en los campos comunes) eran realizadas en cooperación con otras mujeres. Así, la división sexual del trabajo,lejos de ser una fuente de aislamiento, constituía una fuente de poder y de protección para las mujeres.Era la base de una intensa socialidad y solidaridad femenina que permitía a las mujeres plantarse en firme ante los hombres,a pesar de que la Iglesia predicase sumisión y la Ley Canónica santificara el derecho del marido a golpear a su esposa.”
2
Término muy importante para poder comprender la inequidad, acuñado por Gayle Rubin, una antropóloga feminista norteamericana dedicada a temas de género y sexualidades, en su ensayo de 1975 "El tráfico de mujeres: Notas sobre la "economía política" del sexo". Ella lo define como un “conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas." Con ello la autora quiere decir que en una sociedad, por ejemplo, están las mujeres, como miembro femenino de la especie (a eso se refiere con sexualidad biológica). En cada sociedad se hace una lectura de esa diferencia sexual y se le asigna un género, es decir, pasamos de la sexualidad biológica a una relación social determinada. Rubin dice, por ejemplo, que en nuestras sociedades occidentales, la asignación de género femenino va a resultar en una serie de roles o de posiciones donde se ubica y se espera que las mujeres estén, tales como una “doméstica, esposa, mercancía, conejito de playboy, prostituta, etc.” es decir, que al hacer la lectura del sexo biológico, se asigna un género con una gama más o menos determinada de roles y lugares en la sociedad.
Entonces, no hay un destino biológico, sino relaciones sociales que son producto de la actividad humana. De la misma manera, la necesidad de procrearse, de reproducir la especie, es un requerimiento biológico de la especie, pero siempre se da de acuerdo a cómo cada sociedad organiza rituales, costumbres y asignación de roles en relación a esa necesidad biológica. Es decir, transformamos esos requerimientos biológicos en relaciones, en actividades humanas. Esas transformaciones son funcionales (por eso la idea de “sistema”), porque permiten satisfacer necesidades humanas: alimentación, cuidado, perpetuación de la especie,, etc. El sistema sexo-género que caracteriza nuestra sociedad esta íntimamente vinculada a una clasificación binaria (basada en dos géneros) que presupone una heterosexualidad obligatoria, y donde uno de los géneros domina sobre el otro (patriarcado).
3 El ámbito de la reproducción comprende no sólo la reproducción biológica, sino las actividades necesarias para la supervivencia y el desarrollo.
4-Se denomina “Economía del cuidado” dado que es una economía que produce bienes, servicios y cuidados, tanto materiales como emocionales que permiten satisfacer las necesidades fundamentales de las personas a lo largo de todo su ciclo vital.

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